En el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, hemos querido explorar las experiencias personales que hay siempre detrás de un gran acontecimiento histórico.

Nuestra profesora de alemán Claudia Hildebrandt vivía en aquel momento en Leipzig, ciudad de la antigua RDA (os recomendamos el artículo El Muro cayó en Leipzig). Claudia ha sido tan amable de contestar a nuestras preguntas:

¿Cómo fueron los días anteriores? ¿Qué ambiente había? ¿Se esperaba que pasara lo que pasó?

Mi padres y yo íbamos casi todos lunes a las manifestaciones en Leipzig para demostrar que se quería un cambio. Gritábamos:  “¡No a la violencia! ¡Nosotros somos el pueblo!”

Pero nadie esperaba que el cambio y la caída del Muro llegaran tan rápido.

Cuando se supo que el Muro estaba abierto, muchos alemanes fueron en sus coches (los Trabant o Wartburg) a Berlín para pasar al otro lado, a Berlín Oeste. También mi familia lo hizo.

Si pregunto a mi madre la que sintió, diría: “Podría describir el 9 de octubre como una gran boda. La emoción que se sentía era increíble”.

¿Qué reacción hubo por parte de las personas próximas al régimen, políticos, policías…?

Para la gente que trabajaban para el régimen fue un día inexplicable. Todo su mundo -su trabajo, sus creencias- había dejado de existir.

¿Qué hiciste los primeros momentos / días? ¿Qué sentiste?

Cuando nos enteramos de que el Muro estaba abierto hablamos con la familia en la parte del oeste para  comentar sobre el reencuentro después tantos años. Mis padres lloraron y fueron muy felices. Después de unos días fuimos al oeste y la gente de allí nos agasajó y  pudimos disfrutar del sentimiento de libertad.

En la nochevieja de 1989 fuimos a  Berlin donde  habia una gran fiesta para celebrar la caída del Muro.  Muchísima gente de  toda Alemania y de todo el mundo participó en esa fiesta para celebrar juntos la primera noche en un Berlín unido y en libertad.

¿Cómo ha cambiado tu vida por la caída del Muro? ¿Como sería de no haberse producido?

Tuve la primera posibilidad de ir a ver a mi tía, tío y mis primos en Hamburgo. También  gracias a ello puedo estar aquí ahora; ya que antes de la caída del Muro no podíamos viajar a países que no fueran comunistas.

Sin la caída del Muro mi vida y la de mi familia hubieran sido muy diferentes. Mis padres querían irse a Oeste y tenían los preparativos hechos. Ya habían enviado incluso algunas cosas a la República Federal (vajilla, etc…).  Pero un poco antes empezaron las manifestaciones en las calles de Leipzig y nos quedamos allí para tomar parte en la revolución. Al final todo salió bien y no tuvimos que cambiar de domicilio, lo cual me hizo muy feliz, ya que yo quería quedarme con mis amigos…